(este blog puede matarte)

domingo, 28 de noviembre de 2010

Onceavo

El Gordo Celutti, encargado de seguridad en la empresa de mi viejo, me pasó a buscar a las 9.15 de la mañana.
— Subite flaquito, metele.. — me animó desde el interior del auto de mi padre. Subí.
Celutti es un tipo simple, sin que simple sea una virtud. Es de esa clase de personas que siempre responden de la misma manera a todo:
'Gordo, qué música escuchás? — Y yo escucho de todo un poco flaquito.. cumbia, tango, Fito, cuarteto, Sandro..'
'Gordo, qué mirás en la tele? — Yyyy, yo miro de todo flaquito.. Tinelli, Crónica, Discovery.. el canal de las comidas ese.. cómo se llama? Vermout?'
Siempre dispuesto a preguntar y comentar llenando silencios, un tipo pelotudo (según mi viejo), textualmente: de esos pelotudos que siempre hacen falta. Sin embargo hay algo en el Gordo que hace que sea imposible despreciarlo, y es esa voluntad eterna que tienen los entrometidos de querer ayudar en todo, esa lealtad no solicitada que dispensan a cualquiera hasta el punto de meterse en problemas de puro comedidos, y el Gordo Celutti había tenido la desgracia de encontrar laburo con mi viejo.
— Viste a Saucedo, Gordo? — le pregunté mientras cruzabamos el primer semáforo en amarillo.
Ladeó la cara, queriendo poner de costado una mentira para que sonara convincente.
— Tu viejo me dijo que no te adelantara nada, no lo vi yo.
— Y qué onda?
— No te puedo decir más flaquito, vos sabés cómo es tu viejo..

No, yo nunca tuve idea de cómo es realmente.
A toda velocidad llegamos al puerto por Esandi, entramos en las calles incómodamente angostas, y estacionamos detrás de los galpones de la vieja aceitera.
Detrás de la Darsena Norte sobrevive un basto conjunto de bloques y depósitos, que en su época de apogeo nacionalista era el centro de la actividad de la ciudad. Hoy, casi cincuenta años más tarde, es un complejo abandonado a su suerte.
Allí, caminando detrás de Celutti, cruzando puentecitos angostos encima de los canales, pisando el adoquinado interrumpido por manchones de porfiada hierba resultaba fácil sentirse en medio de uno de esos pueblos fantasmas que dejó la Unión Sovietica nuclear después del asunto Chernovyl.
Titanes de chapa, grúas que parecian enormes brazos desmebrados en óxido.. un paisaje triste, solo corrompido en su naturaleza por el cielo azul de noviembre.
El Gordo interrumpió mi viaje psiconautico abriendo aparatosamente un portón verde; usando más fuerza de la necesaria, a lo bruto, a lo bestia, a lo Celutti. Entramos a la oscuridad que nos recibió con su perfume mohoso.
— Cuidado flaquito, la fábrica está abandonada y no hay electricidad — me dijo mientras pisaba vidrio molido justo delante de mis pies. Estiré la mano para alcanzar un poco de luz, el cuerpo reacciona confundido cuando perdemos uno de los sentidos básicos. Unos cuarenta metros más adelante, comencé a presentir murmullos. Al final del corredor en el que habiamos entrado el Gordo comenzó a anunciarse.
— Acá viene el pibeee, soy yo también, loco! — La respuesta fue el silencio total.
Detrás de la abertura donde deberia haber estado una puerta, se abria una estancia basta. Alguna especie de depósito con una cúpula vidriada. No se podía ver el cielo, pero la luz se colaba furtivamente a través de la mugre de los cristales.
Allí, en medio del lugar, pude ver un cúmulo de personas moviendose bajo una nube de tabaco.
— Pichón, mirá lo que tenemos para vos.. — me recibió la voz de mi padre.
Y señalandome sus espaldas pude ver a un hombre sentado en una silla. Atado a una silla.
La bronca me crispó el estómago, los pies comenzaron a naufragar dentro de mis zapatillas.. sentí asco, repulsión. Cerré los ojos, pero los párpados no pudieron protejerme.
— Tomá — me ofreció.
Abrí los ojos y la ví brillar sobre la palma de la mano de mi viejo. Negra, brillante, sigilosa y letal como una serpiente.
— Saludá a mi hijo Saucedo, no seas irrespetuoso hijo de puta!

4 comentarios:

Olivia y Manuel dijo...

Sólo quiero saber
cómo sigue...

La chica de la farmacia dijo...

¡Mierda! ¿Así, como si nada?
Espero saber más...

La_Go dijo...

Un padre/madre hace todo por un hijo, quizas hasta se equivoque, pero es por su hijo. Mi papa una vez le dijo a mi ex "yo tengo la vida hecha si te acercas a mi hija y la nena, te paso con al auto por encima" y juro que le crei.

Etienne dijo...

Que peligrosa oferta te han hecho...